janeiro 20, 2013

V (Dos domingos)

 "Los seres humanos hacen la experiencia del contraste entre pequeño y grande en diferentes formas. Primero, en la infancia, se sientem como los pequeños. Después viven en confrontación permanente en las diferentes dimensiones de la comparación y la dependencia mutuas, en una confrontación caracterizada por el hecho de que son pequeños y dependientes, pero desean ser y parecer más grandes e importantes. Em ambos casos, la pequeñez y la grandeza son experimentadas como relativas, independientemente del nivel de grandeza, poder o saber que se haya alcanzado. En cambio, al interior del universo -de la totalidad- se tiene siempre la impresión de ser pequeño, estar indefeso y ser ignorante. El que dice <yo> se ve junto a sus pares frente a una amplitud que no es relativa y que por eso es <incomparable>; frente a un poder incomparable; y, tomando en cuenta todo lo que hache aprendido y conseguido explicar, también frente a un enigma incomparable. (...)
 Sin lugar a dudas se trata de una constante antropológica: los que dicen <yo> en tanto dicen <yo> se encuentram inevitablemente en relación unos con otros en los términos relativos de más grande y más pequeño, pero frente al universo y al destino tienen conciencia -a no ser que la repriman- de una grandeza e una pequeñez ya no relativas. De aquí las designaciones de <lo más alto> (porque no hay altura que se le compare) y de <lo sublime>, y también la más reciente de <lo totalmente otro> (porque no sólo es diferente de lo demás, sino también diferente de todo lo que difiere de otra cosa).
 Si se pregunta cómo repercute emocionalmente este hallarse ante una amplitud, un poder y una opacidad totalmente diferentes, incomparables (suponiendo que estos aspectos no sean reprimidos), me parece que Rudolf Otto tiene razón en hablar de un <estado de ánimo> específicamente numinoso.  Otto caracteriza lo numinoso de diferentes maneras: lo enteramente misterioso (mysterium), lo atemorizante (tremendum) que al mismo tiempo resulta atrayente (fascinans) -ambas cosas se vincularían en la vivencia del <temor reverencial> (Scheu) (Otto remite a la palabra inglesa awe, que sería una mejor expresión)-; pero entre todas sus caracterizaciones hay una central: <lo más poderoso>, <lo incomparablemente grande> ante lo cual se siente pequeño."


Tugendhat, E. Egocentricidad y mística, un estudio antropológico, Barcelona: Gedisa, 2004, pp. 133-134

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